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El conseller de Agricultura, Òscar Ordeig, y sus técnicos calculan que la campaña de la fruta de Lleida necesitará 160.000 contratos de trabajo, entre agricultores, trabajadores que ya están empleados o se encuentran en el territorio o personas llegadas de otros puntos del Estado o diferentes países. De ellos, entre 50.000 y 60.000 se cubren con personal que llega de fuera, la mayoría con contrato cerrado. Estas cifras no significan que los productores tengan sus necesidades de mano de obra cubiertas y muchos deben hacer malabarismos para encontrar temporeros. De hecho, para cubrirlos, los sindicatos llevan muchas campañas solicitando más facilidades. El alcalde de Lleida, Fèlix Larrosa, y el sindicato Unió de Pagesos han pedido en reiteradas ocasiones un marco legislativo diferenciado que permita por un corto período de tiempo hacer contratos a personas venidas de otros países y que no tienen permiso de trabajo. El anterior alcalde de Lleida, Miquel Pueyo, ya demandó una regulación de estas personas que están aquí para facilitar su integración en el mundo laboral. Por su parte, el actual Paer de Lleida envió una carta el año pasado al Gobierno central pidiendo una modificación del actual marco legal para formalizar unos convenios acotados en el tiempo y ahora también Larrosa se ha dirigido a la Generalitat en el mismo sentido. Sin duda esta podría ser una solución para evitar las imágenes de cada verano de personas sin techo durmiendo en la calle e intentando que alguien les contrate infringiendo la ley y sin ninguna garantía. Y esta realidad se viene repitiendo año tras año y es evidente que disponer de un albergue en condiciones es una prioridad, ética y estética. Pero el problema de fondo es precisamente la diferencia entre la oferta de mano de obra regulada y legal y la necesaria para las diferentes producciones agrarias que debe afrontar Lleida y sus comarcas a partir de junio. Y esta idiosincrasia debe abordarse con seriedad y valentía porque el problema existe y no se solucionará hasta que los agricultores tengan asegurada la recolección y los trabajadores del campo y temporeros, garantías legales y unas condiciones dignas de alojamiento.

Vargas Llosa, luces y sombras

Fallecido a los 89 años el pasado domingo, Mario Vargas Llosa deja tras de sí un legado literario inmenso y una biografía salpicada de amores insólitos, rupturas públicas (con puñetazo incluido a Gabriel García Márquez) y muchas batallas ideológicas que le llevaron de su apoyo juvenil al comunismo hasta la extrema derecha y al antiindependentismo más beligerante. Luces y sombras de este escritor peruano, con nacionalidad española, que vivió en un exilio interior perpetuo.

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