Las palabras silenciosas
Ser una persona no oyente, una persona sorda, puede ser algo parecido a vivir en un país extranjero cuyo idioma no entiendes y los demás tampoco te entienden a ti. El lenguaje de signos no es mayoritario, y leer los labios de otro no sirve si ese otro no te mira, si no dedica un tiempo calmado para hacerse entender y para que esa persona lo entienda.
El mundo de la protagonista de Sorda es un mundo cerrado debido a su problema auditivo, y sus sensaciones y la sutileza de sus gestos no son suficientes para expresar todo lo que le provoca aislamiento.
Ángela está embarazada, y ahí emergen ciertos temores inherentes a su lugar como madre, el saber si el nacimiento de su hija traerá consigo esa herencia de persona sorda, y temor también si es oyente y no logre desarrollar sus sentimientos y estrecha comunicación con la niña. Su pareja Héctor, oyente, ha aprendido el lenguaje ahogado de los signos y entre ellos hay un vínculo estrecho ya que él es ese salvavidas en un mar donde ella se encuentra indefensa.
Sorda tiene, en la interpretación de un magnífico Álvaro Cervantes, toda la contención y la explosividad necesaria en los diferentes tramos del film y en Miriam Garbo, una actriz sorda en la vida real y hermana de la directora Eva Libertad. Su rostro habla en voz alta, sus silencios son atronadores, sus emociones respiran sinceridad, algo que la directora conoce profundamente y explora con la cámara. De hecho, profundiza en esas percepciones, esa noción de conciencia de una persona que se encuentra fuera de lugar, que no logra conectar, que no sabe o no puede hacerlo ante ese estado de maternidad y ante una nueva situación junto a su pareja.
Sorda, partiendo de un cortometraje rodado en el año 2021, es un título que se puede apreciar por fuera y por dentro de sus protagonistas, que revela una disfuncionalidad que se convierte en una lucha constante para salir de ese mundo de palabras silenciosas, de advertir el detalle, de sentirlo.
Ya en Berlín, Sorda logró el premio del público en la sección Panorama y en el Festival de Málaga se alzó con los galardones más importantes, véase mejor película, mejor actriz, mejor actor y el del público. Eso es posible porque en esa relación entre dos personajes existe un equilibrio actoral tremendo, una sensación de veracidad donde todo aflora, desde la ternura al conflicto, desde la compenetración a la distancia que impone la vida cuando todo parece que debe replantearse, reconstruirse, y en la necesidad de poder entenderse más allá de la distancia de las voces y los sonidos ausentes.