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Santa Clara incorpora a la novena monja clarisa

Una joven de Guatemala inicia el noviciado en el convento del Sant Crist. Asumirá mañana la toma del hábito en el santuario

La joven con el hábito que se le entregará mañana. - CLARISAS DE BALAGUER

La joven con el hábito que se le entregará mañana. - CLARISAS DE BALAGUER

Esmeralda Farnell

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Karen Johana Vázquez, una joven guatemalteca de 19 años, dará un paso decisivo mañana en su camino vocacional: la toma de hábito, inicio oficial de su noviciado en la comunidad de las Hermanas Clarisas de Balaguer, en el monasterio de Santa Clara, situado en el santuario del Sant Crist de la capital de la Noguera. La celebración será sencilla y marcará el comienzo de una nueva etapa tras haber completado su año de postulado compartiendo la vida diaria con la comunidad, formada ahora por nueve monjas. Maria Victoria Triviño, superiora de las Clarisas de Balaguer, explicó que el acto de mañana da inicio al noviciado de dos años de formación intensa, tanto espiritual como comunitaria. “Más adelante, si la vocación se consolida, la novicia puede hacer su profesion temporal, comenzando el periodo de juniorado, que actualmente dura seis años. Y luego, llega el momento de la profesión perpetua, que sella la adhesión definitiva a la comunidad”, explicó.

En la misa de las 10, que se celebrará mañana, la postulante vestirá el traje típico de novia que, en esta ocasión, será en particular de novia maya. Después de la homilía, comenzará el rito de la toma de hábito con un breve diálogo entre la abadesa y la postulante a quien preguntará cuál es su deseo y Karen cambiará el traje de novia por el hábito. Triviño explicó que Karen estaba comprometida en las tareas parroquiales y deseaba seguir su vocación religiosa. “Tuvo noticias de nosotras por Sor Marta, que fue compañera de trabajo de su madre. Mantuvimos o por videoconferencia y finalmente vino a nuestro convento de Santa Clara, en el Sant Crist, el 1 de junio del año pasado. Después de un año se ha adaptado bien”, dijo. Por su parte, Karen aseguró que le gusta la alegría de las hermanas y la unidad. “Es una comunidad integradora que facilita la participación en el trabajo, y en la convivencia, que hace sentirme querida y valorada”. Añadió que le atrae la autenticidad con que se vive el Evangelio y está decidida a seguir adelante. El cambio de cultura le parece enriquecedor y sobre el idioma, “aprendiendo”.

El último proceso solemne que se hizo en el convento de las Clarisas de Balaguer fue hace 3 años. La comunidad llegó a Balaguer en diciembre de 2006 con cuatro monjas y en la actualidad ya suman nueve, con la incorporación de Karen.

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