Dos hermanas, mil subtramas

Jessica Biel, junto a Elizabeth Banks en el cartel promocional. - AMAZON PRIME VIDEO
Los duetos contrarios suelen funcionar muy bien en la ficción y, por supuesto, en Hollywood son más que conscientes de ello. Una fórmula sobradamente explotada por todos los géneros que va desde clásicos de la comedia musical como Sigamos la flota (1941), con Fred Astaire y Ginger Rogers, pasando por la mítica saga de acción Arma letal (1987), protagonizada por Mel Gibson y Danny Glover, hasta thrillers como Seven (1995), con unos soberbios Brad Pitt y Morgan Freeman, por mencionar tan solo algunos ejemplos. En este drama de ocho episodios, adaptación de la novela homónima de Alafair Burke, nos encontramos ante una neoyorkina con una vida tan organizada como acomodada que ostenta un buen cargo en el sector editorial, Chloe (Jessica Biel), y su hermana Nicky (Elizabeth Banks), una mujer que trata de tener un vínculo más próximo con su distanciado hijo mientras lidia con sus adicciones pasadas y el peso de una caótica existencia. El asesinato del esposo de la primera, un prestigioso abogado llamado Dave (Corey Stoll), y el conflicto por la tutela del hijo adolescente de la segunda, Ethan (Maxwell Acee Donovan), sirven como catalizadores de, no la trama, sino de las mil subtramas que brotan de todo ello. Porque Olivia Milch (Ocean’s 8, Dude) y Regina Corrado (The Strain, Hijos de la anarquía), las creadoras del show, parecen obsesionadas con retorcer la historia, recargándola de una multitud de giros argumentales y pistas falsas que, en definitiva, no hacen sino enturbiar una intriga familiar que ya caminaba por sí sola en la obra de Burke. Para colmo, las interpretaciones se sienten forzadas y solo Kim Dickens, quien interpreta a la detective Nancy Guidry, parece disfrutar sobre un escenario en el que absolutamente todo el elenco es sospechoso de asesinato –incluso el joven Ethan– pero no de estar pasándoselo bien frente a las cámaras. Presentada además a un ritmo desordenado que tampoco ahorra en flashbacks, la cinta queda muy lejos de antecesoras similares como Heridas abiertas (2018) o Mare of Easttown (2021), sin rastro de innovación ni atisbo de sorprender –a pesar de intentarlo–. Tratar de averiguar quién de las hermanas es la mejor, algo que tampoco resulta demasiado difícil de predecir con solo leer la sinopsis, supondrá todo un ejercicio de paciencia para quien esté dispuesto a resistir las ocho horas de un metraje con demasiadas sombras y muy pocas luces.