La Batalla de Flors triunfa en Cappont
Lleida se vuelca en el día de Sant Anastasi con la cultura popular y las tradiciones como protagonistas

Centenares de personas ayer en la Batalla de Flors. - GERARD HOYAS
La Batalla de Flors volvió a desatar la alegría colectiva en Lleida, esta vez en un escenario inédito. La avenida Doctora Castells, en pleno barrio de Cappont, se convirtió ayer en el nuevo corazón de la fiesta, acogiendo por primera vez el colorido desfile debido a las obras en la tradicional Rambla Ferran.
El evento arrancó con una animada comitiva de capgrossos y gegants seguidos de Marraco. Nueve carrozas, representando a entidades y asociaciones arraigadas en la ciudad, participaron en la batalla, cada una con su propio tema y creatividad. Así, se vieron disfraces de payasos, mimos, vestimentas orientales e incluso una horda de piratas a bordo de una carroza equipada con cañones de confeti y decorada para surcar los siete mares. Miles de leridanos y visitantes se lanzaron a la calle para disfrutar de la tradición, lanzándose confeti y serpentinas en una auténtica “guerra” de colores que dejó a muchos con recuerdos –y restos de confeti– en bolsillos y hasta en las orejas. El ambiente festivo se extendió también a los balcones, desde donde numerosos vecinos siguieron el desfile y la batalla. Grupos de animación y charangas pusieron la banda sonora a la tarde, llenando de ritmo y alegría la avenida.
Por la mañana, las calles del Eix Comercial se llenaron de cientos de familias que disfrutaron de un Seguici protagonizado por una decena de entidades culturales de la ciudad. Hubo bailes de Cavallets, de la Moixiganga, de Bastons, de Moros i Cristians y de los Gegants, Capgrossos y el Àguila, así como de los Diables de Lleida. “Aportamos luz, color y ganas de vivir una gran fiesta”, destacó Gerard Calderó, miembro del Esbart Dansaire Síctoris. “La danza es apta para niños, jóvenes y gente mayor”, valoró el presidente de la asociación Esbart Arrels de Lleida, Xavier Ramon Molins.
También se celebró el oficio solemne en honor a Sant Anastasi, presidido por el obispo de Lleida, Salvador Giménez. Otros momentos destacados fueron la procesión y el baile de Gegants dentro de la catedral, lo que causó algunas críticas.
«He perdido el miedo a las chispas y lo disfruto mucho»
Unax, de 10 años, dio ayer sus primeros pasos como Diable en Lleida. “Me animé a ser Diable porque mi primo también lo es”, explicó. “Hoy hemos hecho una figura de fuego entre todos, ha sido muy divertido y no me ha dado miedo el fuego”, añadió. Mientras, Melinda, de 13 años, afirmó que “llevo formando parte de la colla desde que nací porque mis padres también son Diables”. Explicó que “cuando era más pequeña me asustaban las chispas, pero he perdido el miedo y lo disfruto mucho”, por lo que “creo que seguiré siendo Diablesa durante muchos años más”, añadió.