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Buñuelos de viento: la receta del tradicional dulce de Semana Santa paso a paso

Descubre todos los secretos de elaboración y consejos para conseguir unos buñuelos perfectamente esponjosos

Buñuelos.

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Los buñuelos de viento son uno de los dulces más tradicionales de la gastronomía española, especialmente populares durante festividades como Semana Santa. Este postre, caracterizado por su textura hueca y esponjosa, se ha convertido en un imprescindible en muchos hogares gracias a su sencilla elaboración y su delicioso sabor. Con unos pocos ingredientes básicos y siguiendo el proceso adecuado, es posible preparar entre 25 y 30 unidades de estos dulces que tanto gustan a pequeños y mayores.

La preparación de los buñuelos de viento, aunque no es técnicamente difícil, requiere cierta atención durante el proceso de fritura para lograr ese característico resultado hueco y ligero que los distingue. El secreto de su textura esponjosa reside en la técnica de elaboración, que permite que la masa se hinche considerablemente durante la cocción en aceite caliente. A pesar de ser un postre tradicional, ite variaciones en su presentación, siendo el rebozado en azúcar la forma más habitual de servirlos, aunque también pueden rellenarse con cremas o chocolates para ocasiones especiales.

Ingredientes necesarios para preparar buñuelos de viento caseros

Para elaborar entre 25 y 30 buñuelos de viento, necesitaremos los siguientes ingredientes básicos: 200 cc de agua, 50 cc de anís, 80 gramos de mantequilla, 20 gramos de manteca de cerdo, una pizca de sal, 125 gramos de harina, 4 huevos grandes, azúcar para rebozar y aceite de oliva virgen extra para la fritura. Si no se dispone de manteca de cerdo, es posible sustituirla por mantequilla, aumentando la cantidad total de esta última a 100 gramos.

Proceso detallado de elaboración paso a paso

El primer paso para preparar estos deliciosos buñuelos consiste en poner en un cazo el agua junto con la mantequilla, la manteca de cerdo y la sal. Es importante vigilar este proceso hasta que las grasas se hayan derretido completamente y la mezcla comience a hervir. En ese momento, añadiremos el anís, que aportará ese aroma tan característico a nuestros buñuelos.

A continuación, debemos incorporar la harina de golpe y remover energéticamente con una cuchara de madera. Este paso es crucial y requiere cierta fuerza y constancia en el movimiento para conseguir que se forme una bola de masa homogénea que se despegue fácilmente de las paredes del cazo. Este tipo de masa se conoce técnicamente como «pasta choux», base de diversos dulces tradicionales europeos.

Una vez tengamos la masa bien formada, es necesario dejarla enfriar ligeramente antes de proceder con el siguiente paso. No debe estar demasiado caliente al tacto, pero tampoco completamente fría. En este punto, comenzaremos a añadir los huevos, uno a uno, asegurándonos de que cada huevo ha sido completamente absorbido por la masa antes de añadir el siguiente. Este proceso gradual garantiza una textura perfecta y contribuye a que los buñuelos se hinchen adecuadamente durante la fritura.

Técnicas para la fritura perfecta de buñuelos

La fase de fritura es quizás la más delicada y la que más atención requiere en todo el proceso. Debemos calentar abundante aceite de oliva virgen extra en un cazo con suficiente profundidad. La temperatura del aceite debe ser alta, pero sin llegar a humear, aproximadamente unos 180 grados centígrados, para que los buñuelos se cocinen correctamente.

Para formar los buñuelos, utilizaremos dos cucharillas, recogiendo pequeñas porciones de masa con una y ayudándonos de la otra para deslizarlas en el aceite caliente. Es fundamental no sobrecargar el cazo, ya que los buñuelos se hincharán considerablemente durante la cocción y necesitan espacio suficiente. Como regla general, no deberíamos freír más de 5 o 6 unidades simultáneamente, dependiendo del tamaño del recipiente.

Durante el proceso de fritura, observaremos un fenómeno característico: inicialmente, los buñuelos se hundirán hasta el fondo del cazo, pero a medida que se van cocinando, comenzarán a hincharse, subirán a la superficie y habitualmente darán una vuelta por sí solos. Si esto no ocurriera de forma natural, podemos ayudarlos con una espumadera para que se doren uniformemente por todos lados. Este proceso es un claro indicador de que la masa ha sido bien preparada y que los buñuelos están adquiriendo la textura hueca típica.

¿Cómo saber cuándo están listos los buñuelos?

Los buñuelos estarán listos cuando adquieran un color dorado uniforme en toda su superficie. En ese momento, los sacaremos con la ayuda de una espumadera y los colocaremos sobre papel absorbente de cocina para eliminar el exceso de aceite. Es importante que los dejemos escurrir bien antes de pasar al siguiente paso, que consiste en rebozarlos generosamente con azúcar mientras aún están tibios, para que esta se adhiera correctamente a la superficie.

Consejos prácticos para conseguir buñuelos perfectos

Para garantizar el éxito en la elaboración de los buñuelos de viento, existen algunos consejos prácticos que conviene tener en cuenta. En primer lugar, es fundamental que la temperatura del aceite sea la adecuada: si está demasiado frío, los buñuelos absorberán exceso de grasa y quedarán pesados; si está demasiado caliente, se dorarán por fuera pero quedarán crudos por dentro.

Otro aspecto importante es el tamaño de los buñuelos. Es preferible hacerlos pequeños, aproximadamente del tamaño de una nuez, para que se cocinen correctamente por dentro. Además, es recomendable hacer una prueba con un solo buñuelo antes de freír varias unidades, para comprobar tanto la temperatura del aceite como el comportamiento de la masa.

Por último, aunque tradicionalmente se consumen el mismo día de su elaboración, cuando aún están crujientes por fuera y tiernos por dentro, si sobran pueden conservarse en un recipiente hermético durante un par de días. Para recuperar parte de su textura original, se pueden calentar ligeramente en el horno antes de servir.

¿Qué bebidas acompañan mejor a los buñuelos de viento?

Los buñuelos de viento combinan perfectamente con bebidas calientes como el chocolate a la taza. También maridan bien con café con leche o infusiones como la manzanilla o el té. Para ocasiones más festivas, un vino dulce tipo moscatel o un cava semi seco pueden ser excelentes acompañantes que contrastan con la dulzura de este postre.

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