Larga vida a los libros, y a las librerías
Uno de los pocos efectos positivos que dejó la pandemia fue un cierto repunte de la lectura. Los meses de encierro, las posteriores restricciones de movimiento, una vida social muy reducida y la saturación de series televisivas hicieron resurgir el atractivo del libro y el temor al cierre de librerías se ha transformado en un resurgir de estos establecimientos, que lucen esplendorosos no solo por Sant Jordi y días anteriores o posteriores, sino que el negocio parece vivir una bonanza, evidentemente no para tirar cohetes, pero sí para rectificar a los agoreros del papel que pronosticaban su muerte irremediable y su sustitución por el libro electrónico. Y no solo no ha finado el papel, sino que goza de bastante buena salud y como prueba las ventas de Sant Jordi. Y esta tendencia está avalada por el creciente de los clubs de lectura, las presentaciones de novedades durante todo el año y las mil y una actividades culturales que programan en Lleida la irreductible, La Fatal, Caselles, Abacus, La Sabateria, la renovada El Genet Blau y muchas otras, tanto en la capital como en comarcas, establecimientos que han pasado de ver peligrar su continuidad a una meridiana esperanza de futuro. Buena noticia, sin duda, porque la cultura es un valor irrenunciable que marca no solo el bienestar de una comunidad sino su vinculación con su entorno, el ser humano, la historia, la poesía y, en definitiva, las vidas ficticias o reales que nos representan y definen.
Tranquilidad con Rialb
La CHE activó el martes al mediodía el plan de emergencia de Rialb en fase 1 tras detectar filtraciones en el estribo (parte de la presa que se apoya en la ladera) en la parte alta de la margen izquierda del dique y comenzó a trabajar para sellar la fuga de agua. Se trata de la primera vez que se activa el plan de emergencia en el pantano, que tiene capacidad para 403 hectómetros cúbicos de agua (de hecho, almacena 398 hm) y se inauguró hace justo 25 años. El escenario 1 de emergencia, según el plan de la presa, no implica “en este momento” riesgo para los vecinos aguas abajo, según la Confederación, pero sí obliga a actuar de forma inmediata: “Se han producido acontecimientos que, si no se aplican medidas de corrección (técnicas de explotación, desembalse, etc.), podrían ocasionar peligro de avería grave, si bien la situación se puede solucionar con seguridad mediante la aplicación de las medidas previstas y con los medios disponibles”, según dictan las normas técnicas de seguridad de las presas. Las filtraciones eran conocidas por la CHE desde hace 20 años y esperamos que hoy nos aclaren si se ha aprovechado el período de sequía para adoptar medidas que no hicieran necesario sellar vías con el pantano lleno.