Libros para vencer al dragón de la intolerancia
Lleida y numerosas localidades de Ponent vivieron ayer una multitudinaria Diada de Sant Jordi, lleno de público durante buena parte de la jornada en las paradas de libros y rosas y en las actividades organizadas, lo que también fue la tónica general en toda Catalunya. Uno de los aspectos a destacar en clave local es la buena salud que demuestra la literatura leridana, que este año contaba con una cuarentena de novedades, varias de las cuales acabaron figurando entre los títulos más vendidos, como Crims, de Carles Porta; L’enverinadora, de Anna Sàez, directora de SEGRE; o las nuevas obras de dos clásicos en estas lides, los pallareses Maria Barbal y Pep Coll. Más allá de los rankings, Sant Jordi es un evento clave para los libreros, ya que genera alrededor de un 20% de las ventas anuales. Esto demuestra su gran valor cultural y, a la vez, debería hacernos reflexionar sobre la necesidad de promover la lectura a lo largo de todo el año, porque la realidad es que hay personas que adquieren ejemplares este día porque así lo manda la tradición y no porque esperen disfrutar leyéndolos. El informe sobre hábitos de lectura y compra de libros de la Generalitat correspondiente a 2024 indica que los catalanes que leen al menos una vez a la semana eran un 58,5%, un punto y medio menos que en el ejercicio anterior. No es un mal dato, pero es evidente que existe margen de mejora, y también queda muchísimo por hacer en lo que respecta al catalán, ya que solo es el idioma de lectura elegido por el 34,6%, un porcentaje estancado desde hace años, porque en 2018 era el 34,3%. Y otra cuestión que llama la atención es que aunque la tendencia a la lectura en formato digital tiende al alza, lo hace de forma muy paulatina. Así, en 2024, el volumen de lectores que elegían esta opción era del 32,4%, y el aumento en ocho años es de poco más de tres puntos, por lo que el formato en papel sigue siendo ampliamente mayoritario. Paralelamente, las librerías tradicionales son el principal canal de venta con una sustancial ventaja con respecto a internet. En concreto, un 74,5% de los encuestados afirma comprar habitualmente en ellas, frente al 44,1% por internet, porcentajes que también evidencian que muchas personas combinan las dos vías de compra. Y sobre el lugar donde hicieron la última adquisición, las librerías están claramente por delante (47,4% frente al 26,8%) y el canal digital no ha crecido en los dos últimos años, a diferencia de lo que sucede en otros sectores. Hay que concluir que ni las librerías, que hace un tiempo parecían condenadas a la extinción, ni el nivel de lectura están tan mal, salvo en lo que se refiere al uso del catalán, pero hay que aspirar a más, entre otras cosas porque como dijo el que fue presidente de EE.UU., Lyndon B. Johnson, un libro es el arma más efectiva contra la intolerancia y la ignorancia, y más en los tiempos que corren.