Buenafuente, como siempre
Mientras La familia de la tele sigue en caída libre (lo de ayer no fue culpa suya, cierto) haciendo la impresión de que ha sido un error colocar a todos los defenestrados de Sálvame en la pública y a precio de oro, La 1 estrenó en el late nigth el Futuro imperfecto de Andreu Buenafuente. Un éxito. El de Reus, y su productora El Terrat, se aplican a aquel viejo axioma, el de “los experimentos, en casa y con gaseosa”, y llevan toda la vida haciendo lo mismo. ¿Para qué cambiar algo que ya se sabe que va a funcionar? Buenafuente tiene la mano rota en conducir monólogos largos con incrustaciones de brillantes colaboradores. Su estreno no fue una excepción. Se rio de todo y de todos, incluido él mismo (su celebrada exhibición de nalgas en unos Goya). Le dio incluso a La familia. Ahora, lo mejor fue el gag de su pareja, la excelsa Sílvia Abril, como la eurovisiva Melody saturando la gala con su Esa diva. Solo un pero. Fue accidental, sí, pero es un riesgo que salió mal. El programa se grabó el martes. Imposible cualquier referencia a León XIV como nuevo Papa.