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Gesta sin premio: el Pons Lleida pierde ante el Reus la final de Copa del Rey pese a jugar un partidazo

El Pons Lleida pierde ante el Reus su primera final de Copa pese a jugar un partidazo y merecer un título que le fue esquivo. Pagó caros sus errores de la primera parte, en la que encajó cuatro goles y Darío lanzó una directa al poste que pudo forzar la prórroga

Edu Amat consuela al final del partido a los jugadores, que no podían contener las lágrimas. - SEBAS MONCUSÍ

Edu Amat consuela al final del partido a los jugadores, que no podían contener las lágrimas. - SEBAS MONCUSÍ

José Carlos Monge

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❘ calafell ❘ En una final todos acaban llorando. En el caso del ganador se trata de lágrimas de alegría, mientras que para el perdedor lo son de rabia, tristeza y, en ocasiones, por la impotencia que provoca una injusticia. Este fue ayer el caso del Pons Lleida, que perdió ante el Reus (4-5) su primera final de Copa. Cayó pese a jugar un partidazo, poner el miedo en el cuerpo a un histórico como el Reus y tener opciones hasta el último segundo. Fue una injusticia, pero la historia del deporte está llena de ellas. Al Llista le pasaron una factura muy cara los errores que cometió en la primera parte, en la que encajó cuatro goles. Le costó caro no tener más acierto en la infinidad de ocasiones que creó. Y tuvo la mala suerte de encontrarse con un Martí Casas en estado de gracia. El jugador del Reus llevó al fondo de las mallas leridanas todo lo que llegó a su stick. Fue el autor de los cinco goles de su equipo, lo que le valió ser elegido el MVP del partido. Martí Casas se va de la Copa habiendo marcado 9 goles en dos días, ya que el sábado también fue el autor de cuatro de los tantos con los que el Reus doblegó al Liceo en semifinales (5-1). Un partido lo decide el acierto y este llevaba ayer la camiseta del Reus.

El Pons Lleida no pudo poner la guinda a una gran Copa del Rey. El jueves, en cuartos, superó al Alcoi por 5-3. El sábado, en semifinales, derrotó por 2-1 al Noia. Y eso que no ha podido contar con Nico Ojeda, baja por una lesión en la rodilla. Se va de Calafell habiendo hecho historia al jugar su primera final. Pero en el palmarés constará para siempre como campeón el Reus, que levantó su octavo trofeo, que no ganaba desde 2006. La última final la había jugado en 2022, precisamente en Lleida y la perdió ante el Barça (4-0).

El Pons Lleida salió a la pista con una energía arrolladora. Tal vez inspirados por el ‘Thunderstruck’ de AC/DC que sonó en los instantes previos a la final, tras la actuación de la Banda de Timbals i Gralles Mas Romeu de Calafell, los leridanos arrancaron con la fuerza del trueno, dejando atónitos a los del Reus, sorprendidos por semejante ímpetu. Fran ‘Tombita’ Torres solo tardó un minuto en poner a prueba a Càndid Ballart y, en el 3, un remate a la media vuelta de Nuno Paiva suponía el 1-0.

El partido se jugó a un ritmo altísimo, sin tregua. Joan Salvat intentó dar la réplica con un remate que paró Martí Zapater y Miguélez y Badia (4’) buscaron el segundo. El Llista se defendía muy bien y Tombita (6’), Nuno Paiva (7’) y Sebas Moncusí (9’), siguieron incrementando la interminable lista de paradas con que Ballart acabaría el partido.

Al Reus le sacó del atolladoro Martí Casas, que aprovechó una pérdida del Llista para iniciar su festival con el gol del empate (1-1, 14’). El siguiente golpe lo sufrió “Chino” Miguélez, que precisó atención médica por el impacto de un patín en la boca. También empezó a contribuir la pareja arbitral, que perdonó una azul a Martí Casas (16’) por una dura entrada a Darío Giménez. Martí Casas encadenó dos goles, el 1-2 (18’) y el 1-3 (19’), aprovechando dos errores más del Llista. Pero ‘Tombita’ volvió a meter al equipo en el partido con el 2-3 (21’). Aunque a pocos segundos del descanso, quién si no, Martí Casas anotó el 2-4.

En la segunda parte el Pons Lleida volvió a salir intenso, aunque seguía faltándole acierto en sus ataques. El partido pareció romperse cuando en el minuto 31 una azul a Miguélez la transformó Martí Casas en el 2-5. Pero este Llista va sobrado de carácter y nunca se rinde. En el 35 una acción de ‘Tombita’, que lanzó al poste, fue señalada como penalti y Nuno, tras lanzar al larguero, se hizo con el rechace para marcar el 3-5.

Los últimos diez minutos fueron más intensos que nunca. En 42 el equipo reclamó un penalti sobre Nuno, mientras la afición leridana entonaba el “manos arriba, esto un atraco”, en referencia a lo que un veterano seguidor definió como “un ligero tono rojizo en el gris de la camiseta de los árbitros”. El Llista siempre creyó y Nuno puso el 4-5 a 2.22 del final. Pero la suerte también juega y lo hizo a favor del Reus. A 1.40 llegó la décima falta reusense y Darío Giménez estrelló en el poste un lanzamiento que hubiera forzado la prórroga. Fue una lástima la derrota por inmerecida, pero el equipo debe estar orgulloso de esta Copa.

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