Albert Elfa: "Podemos ver desde casa el genocidio absoluto en Gaza"
El periodista leridano, corresponsal de TV3 en Washington, Jerusalén y Bruselas, relata en el libro ‘Oh, la humanitat!’ experiencias que le han marcado en 40 años de carrera

Albert Elfa
El periodista Albert Elfa nació en 1957 en Mont-rós, en la Vall Fosca, aunque a los diez años se trasladó junto a sus padres a Barcelona. Desde 1989 en los servicios informativos de Televisió de Catalunya, Elfa ha coordinado y presentado todo tipo de programas, ha recorrido medio mundo para elaborar reportajes y ha ejercido de corresponsal, sucesivamente, en Washington, Jerusalén y Bruselas. Buena parte de sus experiencias las acaba de reunir en el libro Oh, la humanitat! (Folch & Folch), que presentará mañana (19.00) en la librería Caselles de Lleida, en un acto junto a la directora de SEGRE, Anna Sàez. Poco más de un año después de jubilarse, Elfa no se olvida de su Pallars Jussà natal: el viernes presentará el volumen en La Singratalla de Tremp (18.30); el sábado en el Molí d’Oli de La Pobla de Segur (18.00); y el 8 de agosto en su querido Mont-rós, donde ahora puede regresar más a menudo.
¿El título del libro demuestra iración o decepción ante las cosas que ha vivido?
Más iración ante las situaciones y personajes con los que me he ido encontrando en lavida. De hecho, el libro es un viaje por la paleta de las emociones, un recorrido por vivencias apasionadas, algunas muy peligrosas. ¿Por ejemplo? Cuando ejercí de corresponsal de TV3 en el Próximo Oriente, entre 2009 y 2015, viví algunas de las situaciones más bestias y chocantes de mi vida, las guerras en Gaza. Venía de trabajar durante unos años con traje y corbata en Washington y nunca había estado en una guerra. La gente en Gaza vive en una gran prisión, cuyo constructor es Israel y cuyos carceleros son los militantes de Hamas.
Un drama que se ha multiplicado desde entonces.
Sí, el peligro es que las terribles imágenes sobre Gaza en televisión son tan repetitivas que acaban siendo aburridas, son solo noticias que nos distraen a la hora de la cena. Durante el nazismo, la excusa en Alemania era que la mayoría de los ciudadanos no se enteraba de lo que ocurría, pero ahora estamos viendo desde casa en directo un genocidio absoluto.
¿Ha vivido situaciones de peligro?
Una vez en la frontera entre Turquía y Siria, en el asedio de Kobane por parte de Estado Islámico, nos dispararon y por poco no lo contamos. Aquel día, una vez a salvo, ¡volví a fumarme un cigarrillo!
Claro que en el libro habla también de cosas más amables.
Sí, claro, recuerdo cómo me temblaban las piernas cuando seguí toda la campaña electoral de Obama o cuando conocí a Fidel Castro o a mi ídolo musical, Lou Reed. Y fue un privilegio asistir al funeral de Pinochet, recordando cuando de joven participé en manifestaciones por Chile y Allende.